EL GOBIERNO DE LATORRE

 EL GOBIERNO DE LATORRE

EL ASCENSO AL PODER
El día en que se produjo la renuncia de Pedro Varela, encontrándose la Asamblea General en receso, se decidió convocar una reunión de vecinos para considerar la situación y tomar medidas. Por indicación del propio Latorre el Juez de Comercio Andrés Vázquez realizó una reunión en su casa. Los allí reunidos, hombres vinculados al comercio, estancieros y extranjeros con importantes inversiones en el país, resolvieron, según el diario “El Siglo”, que “para salvar el país era necesario que todos los poderes viniesen abajo y desde que el coronel Latorre disponía de la fuerza, él era el que debía asumir el Poder Ejecutivo de la Nación, rodéandose de los hombres más conspicuos de todos los partidos, tirándose de una vez por todas al abismo, los trapos que nos habían perdido...”
En la reunión se resolvió convocar al pueblo para una reunión en la plaza Constitución. Allí se reunieron unas cinco mil personas que marcharon hacia la casa de Latorre, quien los estaba esperando para aceptar la propuesta. Al asumir el cargo de Gobernador Provisorio Latorre expresó cual era su visión de gobierno:
¿QUIEN ERA?
Latorre nació el 28 de julio de 1844 en un hogar de clase media (su padre era funcionario aduanero y comerciante minorista). Después de cursar la primaria trabajó como mandadero en un escritorio y en  comercio.  En 1863 abandonó su hogar paterno para enrolarse en las fuerzas revolucionarias de Venancio Flores, ascendiendo rápidamente. Participó en la Guerra del Paraguay donde fue herido. De regreso a Montevideo ingresó al Ejército. En 1870 durante las luchas contra la revolución de Timoteo Aparicio ascendió a Teniente Coronel y asumió el comando del Batallón 1º de Cazadores.
El 15 de enero de 1875 fue protagonista principal en el golpe que depuso al presidente Ellauri y su apoyo a Varela fue decisivo para que este llegara al gobierno. El 6 de febrero de ese mismo año fue ascendido a Coronel, máximo grado alcanzado en el escalafón militar pues, posteriormente, rechazó en dos ocasiones el ascenso a general.
Aceptó la presidencia, tras quitarle el apoyo a Varela, con 31 años de edad.
“...Mis opiniones personales son conocidas; y así como me honro de haber sido y ser individualmente colorado, tomando mi parte activa en las batallas que han ensangrentado la república; así también me hago un honor en declarar que mi gobierno prescindirá absolutamente de nuestras discordias anteriores y de todo favoritismo de partido... Quiero inaugurar en mi país el gran partido de la moral pública, de la honradez administrativa, de la libertad en el orden, del respeto a las leyes, y a todos los derechos garantidos por nuestra constitución...Yo no puedo ni me propongo hacer un gobierno ilustrado, pero haré un gobierno honrado y decente”.
Lorenzo Latorre
Estas palabras iban dirigidas a los sectores conservadores, a las clases privilegiadas, dispuestas a admitir un gobierno de mano dura siempre y cuando protegiera sus intereses. Las garantías constitucionales no se respetaron, la actividad política partidaria se redujo y no siempre se cumplieron con los debidos procesos judiciales para establecer castigos, violándose los derechos individuales. El objetivo que se propuso Latorre era bien claro: consolidar un estado moderno a través de la paz interior y la unificación definitiva del país que terminara con el caudillismo. Latorre estaba convencido que para eso era necesaria “la mano dura”.
Como el mismo lo reconocía, Latorre procedía de la divisa colorada, pero su gobierno no fue un gobierno de divisa y se rodeó de un grupo de colaboradores prescindiendo de sus antecedentes partidarios. Entre ellos se encontraban Eduardo Vázquez (Ministro de Guerra), Ambrosio Velazco (Ministro de Relaciones Exteriores), José María Montero (Ministro de Gobierno), Luis Revuelta y Francisco Javier de Acha.
Hasta marzo de 1879 Latorre gobernó de hecho como Gobernador Provisorio. El 1 de marzo de 1879 fue designado Presidente dando constitucionalidad a su gobierno en el que se mantuvo hasta presentar renuncia el 13 de marzo de 1880.


¿QUIENES APOYABAN A LATORRE?
Es indudable que uno de los apoyos de Latorre fue el ejército. Este había experimentado transformaciones en la última década, como consecuencia de su participación en la Guerra del Paraguay, y en la lucha contra la revolución de Timoteo Aparicio. Había aumentado el número de soldados, se mejoró el nivel profesional, tuvo mejor armamento y, sobretodo, adquirió conciencia de su poder para definir situaciones políticas.
 No se trata de los viejos generales, que a su vez eran caudillos, de las épocas anteriores. Los militares que irrumpen en la escena política son oficiales jóvenes de menor graduación, el mayor d elos cuáles, Navajas, tenía 36 años. Surgidos en su mayoría de la clase media habían hecho largos años de cuartel recorriendo el escalafón, formándose en la disciplina militar.
Como no son caudillos su participación en los hechos políticos no es individual sino colectiva, aunque alguno sobrese más que otro (Latorre primero, luego Santos). En los sucesos de enero de 1875 esos oficiales se reúnen, otorgan el mando de las fuerzas a Latorre, pasando por encima de oficiales de más graduación y publican un manifiesto enjuiciando al gobierno de Ellauri. Luego envían una carta a Pedro Varela informándole que ha sido designado por ellos como Gobernador Provisorio.
En febrero de 1876, mientras el gobierno de Varela se desmoronaba en medio de la crisis, los jefes militares se reúnen y firman un documento que se mantuvo en secreto en el que se comprometían a apoyar a Latorre para que continuara como Ministro de Guerra e incluso para apoyarlo como presidente en sustitución de Varela. Algunos jefes de batallones que no apoyaron el documento fueron desplazados de sus cargos tras la caída de Varela.
La presencia del ejército fue importante luego de la renuncia de Latorre en el apoyo al Coronel Máximo Santos  para que ejerciera la presidencia y luego de este en el apoyo dado al Coronel Máximo Tajes, con quien se cierra este período.

LOS INGLESES ACONSEJAN
El diplomático inglés Clare Ford fue claro en señalar lo que se esperaba del gobierno uruguayo, y de todos los gobiernos de América Latina, aconsejando: “ Para atraer inmigrantes y el capital superabundante de los países ricos, dos cosas esenciales se precisan: el fiel cumplimiento de los contratos y la perspectiva de una completa seguridad en la vida y en la propiedad, junto con la confianza en la estabilidad de los poderes gubernativos”.
Estaba claro lo que se esperaba de Latorre: pagar las deudas, eliminar cualquier traba a las inversiones extranjeras e imponer el orden. El costo  social de esa política, es otra historia.
Otros elementos de apoyo de Latorre fueron la Bolsa de Comercio y la Asociación Rural. La reunión en la que se solicitó a Latorre que se hiciera cargo del gobierno fue convocada por el Juez de Comercio Juan Andrés Vázquez y en ella están presentes los principales comerciantes de Montevideo. El apoyo de la ARU fue también evidente, coincidiendo la obra de Latorre con los reclamos de los estancieros. Francisco Xavier de Acha, encargado d ela redacción de la Revista de la ARU, pasó a ser secretario personal de Latorre.
Por último, es bueno recordar que en el último cuarto del siglo XIX casi toda América Latina tuvo gobiernos “fuertes”, no ya de caudillos, sino protagonizados por los grupos oligárquicos y apoyados por Inglaterra, que era la más interesada en que se impusiera el orden que permitiera funcionar la economía delineada por los centros de poder internacional. Inglaterra también vio con buenos ojos un gobierno fuerte en Uruguay. Desde 1871 estaban suspendidas las relaciones con Inglaterra porque Uruguay no pagaba puntualmente su deuda con los bancos acreedores británicos. Latorre revirtió la situación, poniéndose al día con el pago de la deuda con los acreedores establecidos en Uruguay (muchos de ellos ingleses) y llegó a un acuerdo con los acreedores residentes en Inglaterra. Además se otorgaron enormes privilegios a la empresa inglesa propietaria de los ferrocarriles.
En 1879 Inglaterra reanudó las relaciones diplomáticas con Uruguay.

REALIZACIONES DEL GOBIERNO DE LATORRE
1) Ordenamiento de la campaña.- Era uno de los principales objetivos del gobierno de Latorre. Para eso se requería combinar una serie de instrumentos que aseguraran el derecho de propiedad y la paz interior. La constitución de 1830 había consagrado el derecho de propiedad como inviolable, pero la situación del país y la debilidad de la autoridad había hecho poco efectivo ese derecho. Mientras los poseedores de tierras estuvieron en condiciones de aumentar sus campos no se preocuparon de reclamar el derecho d epropiedad. Pero ya no había más tierras para ocupar y era necesario, para los que las tenían, asegurarse el derecho sobre ellas. Además el sector de estancieros-empresarios, que hacían importantes inversiones,  quería asegurarse el pleno goce de sus resultados.
Los instrumentos para ordenar la campaña fueron:
A) El alambramiento. El cerco de los campos con alambrados había comenzado en 1872. Pero a partir de 1876 adquirió un ritmo vertiginoso al quitarse los impuestos a la importación de alambre y de postes de ñandubay. Entre 1872 y 1882 quedó alambrado el 64% de las estancias. Como otros de los cambios en la ganadería, los hacendados del sur y el litoral fueron los primeros en cercar sus propiedades.
IMPORTACIONES DE ALAMBRE (EN KILOS)

1877...............6.646
1878...............6.675
1879.............10.290
1880.............14.127
El alambramiento perseguía fines bien concretos:
- Limitar claramente la propiedad y asegurarla.
- Permitir una explotación más racional del ganado, subdividiendo los campos en potreros que permitieran separar el ganado vacuno del ovino, reservar pasturas, separar los animales para mestizar.
- Impedir que ganados ajenos usaran los campos.
El alambramiento tuvo además otras consecuencias. Favoreció al  latifundio porque el gran propietario gastaba menos, proporcionalmente, que el propietario mediano o pequeño. Este resulto perjudicado, sobretodo porque al establecerse la medianería forzosa se encontraba muchas veces incapacitado para pagar su parte (la mitad del alambramiento) y tenía que pedir préstamos con intereses muy altos. Muchas veces perdía la propiedad o la vendía a los grandes propietarios, concentrandose la propiedad de la tierra.

Otra consecuencia fue la desocupación rural. El cercamiento constituyó el primer caso en Uruguay de “desocupación tecnológica”. El alambrado permitía una mayor productividad, o sea que cada trabajador rural rindiera más, por lo tanto se necesitaban menos peonada. Al mismo tiempo tendieron a desaparecer los “agregados” porque, en la zona donde predominaba la estancia moderna (alambrado y con mestización), no había lugar para gente que consumiera sin producir. Al haber mano de obra sobrante los salarios bajaron. La desocupación afectó a una décima parte de la población rural. Los expulsados de las estancias dieron origen a los rancheríos o “pueblos de ratas”
B) La aplicación del Código Rural. Redactado por la Asociación Rural y aprobado sin discusión por las cámaras durante el gobierno de Varela, comenzó a ser aplicado durante el gobierno de Latorre. En 1879 fue reformado: se estableció un castigo más severo (cárcel y no multa) para los que cometieran abigeato (robo de ganado) y se introdujo la medianería forzosa, o sea que el alambramiento de un campo debía ser pagado a medias por los vecinos del estanciero que alambraba. Esto provocó la ruina de aquellos pequeños estancieros que no estaban en condiciones de pagar la mitad del costo del alambrado. Muchos debieron vender sus campos que generalmente fueron comprados por sus poderosos vecinos, aumentando el latifundio.
C) Registros de propiedad y marcas. Para complementar las normas del Código Rural fueron creados los registros que aseguraban la propiedad de tierras y ganados. En 1877 se creó la Oficina General de Marcas y Señales de ganado donde se registraban las marcas de cada hacendado. En 1878 se creó el registro de Propiedades Departamentales y Seccionales que permitió a muchos estancieros consagrar su derecho d epropiedad sobre campos que hasta entonces estaban en litigio.
D) Severa persecución a la delincuencia. Después de asumir el poder Latorre ordenó que varios cuerpos del ejército se distribuyeran por la campaña en apoyo de la policía con el objetivo de eliminar el robo de ganado. Además estableció que los límites departamentales ya no serían fronteras que impidieran a la policía perseguir a los delincuentes. Se intentó profesionalizar a la policía para hacerla más eficaz. Para ello se aseguró el pago de los sueldos policiales por medio de una comisión integrada por estancieros; se exigió a los comisarios saber leer y escribir y se estableció la rotatividad de los comisarios para evitar que las  relaciones demasiado prolongadas con los vecinos afectaran su función.
El ejército contó con el nuevo fusil Remington que por un decreto de mayo de 1876 sólo podía ser usado por las tropas del estado. Este armamento tenía mayor alcance y rapidez de tiro por lo que desequilibraba los enfrentamientos en favor del gobierno. Además de que el estado era el único que podía poseerlo, por su costo estaba fuera del alcance de los particulares.
El gobierno utilizó los nuevos medios de comunicación y transporte para imponer su autoridad. Las capitales departamentales quedaron comunicadas por medio del telégrafo, lo que permitía a Latorre enterarse rápidamente de lo que ocurría en el interior y dar las órdenes correspondientes. Incluso hubo un proyecto del gobierno para unir a todas las comisarías con las jefaturas de cada departamento y a estas con Montevideo, pero el elevado costo de la operación impidió su ejecución.
El ferrocarril también servía al gobierno para transportar tropas con rapidez, pero la construcción de las vías férreas era lenta y a pocos lugares llegaba. Para 1880 el Ferrocarril Central llegaba a Durazno cruzando el río Yí sobre un puente de seiscientos metros.
Además del reforzamiento de la policía y del uso de elementos técnicos para imponerse, el gobierno permitió el uso arbitrario de la fuerza, entendiendo que la protección del derecho de propiedad justificaba cualquier exceso. El Ministro de Gobierno, José María Montero, indicaba que “la persecución al criminal y a todo hombre vicioso y perjudicial por sus malos hábitos, se comenzó sin tregua ni consideraciones...” Los delincuentes que no morían durante la captura o al intentar fugarse (la Ley de Fugas permitía disparar a muerte a quienes intentaran escapar y sospechosamente fueron muchos los muertos en esas circunstancias), eran enviados al Taller Nacional. Este, conocido popularmente como “taller de adoquines”, era un lugar donde los detenidos eran sometidos a trabajos forzados.
Domingo Ordoñana elocuentemente dio la opinión de la Asociación Rural sobre los resultados de estas medidas: “Va siendo habitable la campaña, lo que significa que se van resolviendo los problemas de seguridad en la vida y en la sociedad”.  El semanario humorístico El Negro Timoteo respondía: “la campaña es habitable...para la gente de sable”.
2) Organización administrativa y judicial.- Hasta ese momento los registros de nacimientos, defunciones y matrimonios se llevaban en los archivos parroquiales, o sea la Iglesia Católica, produciéndose frecuentes irregularidades. El estado no tenía a su cargo los datos  sobre la población, cuantos ni quienes nacían o morían. El 11 de febrero de 1879 Latorre aprobó el decreto ley de Registro de Estado Civil. Se crearon cuatro registros: nacimientos, defunciones, matrimonios y legitimaciones. Los cuatro registros serían llevados por los Juzgados de Paz, estableciéndose además que los curas párrocos no efectuarían la inscripción en los libros parroquiales sin que los interesados tuvieran un certificado de inscripción en el registro civil de nacimiento.
La Administración de Justicia también experimentó importantes cambios. Se procedió a sustituir gradualmente a los alcaldes ordinarios por Jueces Letrados Departamentales, buscando una mayor solvencia técnica para resolver los pleitos judiciales. También con el objetivo de técnificar más la aplicación de las leyes y simplificar los procedimientos judiciales se crearon en 1878 los códigos de Procedimiento Civil y de Instrucción Criminal; con ellos se suplantaba una  abundante y confusa normativa que venía de la época colonial.
3) Medidas financieras.- El gobierno de Latorre dejó sin efecto el contrato que el gobierno de Varela había hecho con el Banco Mauá. El estado se hizo cargo de los billetes que circulaban sin respaldo en oro, procedió a aceptarlos como pago de impuestos (rescate) y a su eliminación. Así se redujo la circulación de billetes, pero con un alto costo para el estado. El orismo había triunfado. Para confirmar su postura a favor del oro, Latorre lo adoptó como único respaldo monetario, eliminando el bimetalismo.
El gobierno abordó el tema de la deuda y tomó medidas para su pago. Se llegó a un acuerdo con los tenedores de títulos de deuda interna (acreedores radicados dentro del Uruguay), para lo cual se retiraría semanalmente de la Aduana la cuarta parte de lo recaudado por los aranceles. Con respeto a la deuda externa, se reinició su pago.
Para proceder al pago de la deuda el gobierno tomó medidas para reducir el gasto del estado. Redujo jubilaciones, pensiones y sueldos  de empleados públicos (las rebajas oscilaban entre el 10 y el 50%), suprimió cargos públicos e incluso eliminó batallones del ejército. Los legisladores redujeron su salario en un 20% y Latorre rebajó su sueldo de $1.500 a $1.000. Esta política de ahorro descargó todo su peso sobre los sectores sociales menos favorecidos. Implicó una redistribución de los ingresos en favor de las clases altas que no estaban sujetas a salarios o jubilaciones.
4) Fomento a las comunicaciones y los transportes.- En este período se comienza a desarrollar con más vigor el ferrocarril y en ese crecimiento tuvieron mucho que ver los privilegios que Latorre otorgó a una compañía inglesa.
La primer iniciativa para instalar un ferrocarril correspondió a Senen Rodríguez, quien obtuvo del gobierno de Venancio Flores, en 1866, el permiso para instalar una vía férrea que uniera Montevideo con Durazno. Una sociedad anónima, la “Compañía del Ferrocarril Central”, integrada por capitales privados uruguayos e ingleses y una parte por el estado, realizó los primeros trabajos, siendo inaugurado el primer tramo en 1869. En 1872, añoen que  la vía llegó hasta el río Santa Lucía, la empresa comenzó a dar ganancias; ese mismo año el estado se desprendió de las acciones que tenía en la compañía.
En 1876 la Compañía del ferrocarril Central fue adquirida por una nueva compañía totalmente inglesa, tomando el nombre de “The Central Uruguay Railway Company”. Al año siguiente llegó a un acuerdo con el estado, que le otorgó importantes privilegios para que extendiera sus servicios:
- La empresa no tenía que pagar aranceles por la introducción de materiales para la construcción, uso y consumo del ferrocarril.
- Se le cedía la propiedad de los terrenos de las vías, los depósitos y las estaciones, comprometiéndose ele estado a expropiar todos aquellos inmuebles que fueran necesarios.
- La empresa inglesa podía fijar libremente sus tarifas (boletos y fletes). El estado sólo intervendría cuando las ganancias llegarán a superar el 16% del capital accionario (cosa que nunca ocurriría por una hábil maniobra de la empresa que aumentaba artificialmente el capital para hacer bajar el porcentaje de las ganancias).
-El gobierno se comprometía a subvencionar a la empresa con 25.000 pesos por el término de 10 años. Además se reconocía una dudosa deuda anterior, superior al millón de pesos.
A mediados de 1877 fueron estatizadas las empresas que se encargaban de brindar el servicio de correos. Se creó la Administración Nacional de Correos para brindar ese servicio en todo el país. Junto con el telégrafo y el avance del ferrocarril, el correo era un instrumento para terminar con la regionalización del Uruguay dándole una mayor unidad.
5) Cambios en la enseñanza: reforma vareliana. Por su importancia y sus consecuencias esta realización del período merece una capítulo aparte.

LA REFORMA ESCOLAR DE JOSE PEDRO VARELA
¿Cuál era la situación de la enseñanza escolar antes de la reforma vareliana?
- Era escaso el número de escuelas públicas. Según Varela la enseñanza alcanzaba alrededor de 20 mil niños, quedando al margen 80 mil.
- La organización escolar era deficiente. Si bien existía un Instituto de Instrucción Pública de carácter nacional, en realidad eran las Juntas Económico-administrativas de cada departamento las que se encargaban de las escuelas, prevaleciendo total disparidad de criterios en la solución de los problemas que presentaban.
- Era deficiente la preparación de los maestros. Para ser maestro bastaba con dar un examen en el Instituto de Instrucción Pública. Como los sueldos eran bajos, y cobrados con atraso, pocos se sentían atraídos para ejercer la docencia y las pruebas terminaban adaptandose a las condiciones de los postulantes.
- Existían dificultades edilicias y de equipamiento. El material disponible era mínimo, no existían bibliotecas escolares, el mobiliario era escaso e inadecuado.
- La programación escolar consistía en Doctrina Cristiana y Principios de Moral, Lectura, Reglas fundamentales de Aritmética, Nociones de Gramática, Idea General de la Geografía de la República.
- Los métodos de estudio se basaban en la memorización y se aplicaban severos penitencias que podían llegar al castigo corporal.
VARELA POLÉMICO
Sus antiguos compañeros principistas criticaron a Varela al aceptar un cargo del dictador Latorre. Varela respondió a estas críticas:
“Yo nos soy en mi tierra sino un educacionista. Sé que mi actitud contribuye prestigiar la dictadura, pero sé también que si por este lado hago mal a mi país, por otro lado le hago bien. El prestigio que puedo dar a este gobierno es transitorio. El influjo de la reforma escolar es duradero y profundo. Peso en mi conciencia ambos hechos y no tengo la menor duda de que hago a mi país mucho más bien que mal”.
José Pedro Varela, un jóven intelectual que había viajado por Europa y EEUU, se lanzó a una reforma de la enseñanza en las escuelas aplicando lo que había observado y aprendido en su viaje. En 1868, junto a un grupo de amigos que compartían sus ideas, fundó la Sociedad de Amigos de la Educación Popular, que fue la institución pionera en los esfuerzos por reformar la educación. Dicha Sociedad fundó una escuela en Montevideo (llamada Escuela Elbio Fernández en homenaje a su primer presidente) y luego otras en el interior, en las que ensayó los cambios que promovía. Fueron renovados los métodos, los programas, el mobiliario y la preparación de los maestros. Se introdujeron nuevos estudios, tales como geografía e historia generales, conocimiento de la Constitución, música, gimnasia y lecciones sobre objetos. Esto último era considerado como la mayor innovación y consistía en hacer observar y describir, en forma metódica, materiales de la naturaleza.
En marzo de 1876 Varela aceptó del gobierno de Latorre el cargo de Director de Instrucción Pública y en junio del mismo año presentó el proyecto de la Ley de Educación Común. El proyecto iba acompañado de un análisis en el cual Varela abordaba la educación como centro fundamental de los problemas sociales y políticos del país. Entendía Varela que los males políticos no se cambiaban sólo por medios políticos sino modificando el conjunto de factores sociales entre los cuales la educación jugaba un papel importante.
El proyecto de Varela comprendía:
a) Una nueva organización administrativa de la enseñanza escolar.  Se creaba una Comisión Nacional de Educación, un Inspector Nacional de Educación encargado de supervisar la educación que se impartiría en todo el país y Comisiones Departamentales e Inspectores Departamentales para cada departamento. Preveía también la creación de una curso para preparar a los maestros.
b) Una serie de principios básicos que regirían la enseñanza escolar: universalidad, laicidad, gratuidad y obligatoriedad.
Universalidad: la enseñanza escolar debía tener una extensión lo más amplia posible abarcando a la mayoría de los niños.
ESCUELA PÚBLICA
“ Los que una vez se han encontrado juntos en los bancos de una escuela, en la que eran iguales, a la que concurrían usando el mismo derecho, se acostumbran fácilmente a considerarse iguales, a no reconocer más diferencias que las que resultan de las aptitudes y las virtudes de cada uno, y así, la escuela gratuita es el más poderoso instrumento para la práctica de la igualdad democrática”
José Pedro Varela
Obligatoriedad: no podía quedar librada a la voluntad de los padres la decisión de educar a sus hijos, porque la educación o su falta, no era una cuestión personal o familiar sino social. En la mentalidad de Varela la falta de instrucción tenía consecuencias que afectaban a la sociedad en su conjunto.Los niños no eran responsables, pero sus padres si. La obligatoriedad levantó muchas protestas, ya que por diversas razones había quienes se oponían a la misma. Por ejempo se sostenía que la obligatoriedad era una limitación a los derechos de los padres, ya que en la época la “patria potestad” se concebía como un derecho sin obligaciones.
Gratuidad: estaba unida a la universalidad y obligatoriedad, ya que si era un derecho y una obligación enviar  los hijos a la escuela, el estado debía proporcionar los medios para ponerlo en práctica.
Laicidad: se trataba no solamente de que la enseñanza no impartiera un dogma religioso o una creencia filosófica única, sino que fuera racional y científica. Tanto Varela como sus colaboradores estaban influenciados por el positivismo europeo, veían en la ciencia y en el uso de un método científico de investigación el camino para conocer la verdad externa al hombre.
El proyecto de Varela, sometido al estudio de ua comisión, recibió importantes modificaciones y fue sancionado posteriormente por Latorre mediante un decreto ley el 24 de agosto de 1877. Se consagró la gratuidad y la obligatoriedad, no asi la laicidad. Varela había indicado que se podía dar enseñanza religiosa fuera del horario escolar y sin carácter obligatorio. La ley dispuso la obligatoriedad de la enseñanza de la religión católica, excepto para aquellos alumnos que profesoran otras religiones y cuyos padres solicitaran una excepción.
La ley también modificó al propuesta de Varela en cuanto a la descentralización, ya que concentró la administración escolar en una Dirección General de Instrucción Pública que dependía directamente del gobierno y le quitó atribuciones a las comisiones departamentales.
El mismo día que Latorre firmó la Ley de Educación, 24 de agosto de 1877, Latorre designó a Varela Inspector Nacional, cargo que desempeñó hasta su muerte el 24 de octubre de 1879. En ese breve lapso Varela cumplió una intensa labor:
- Se reformaron los programas escolares.
- Se regularizó el magisterio, exigiéndose certificado habilitante para los maestros e impulsando el sistema de concurso para ocupar los cargos en las escuelas.
- Se introdujo el principio de la enseñanza mixta, siendo creadas escuelas en las que se hacía educación conjunta de niñas y varones.
- Se estableció un criterio diferencial para crear escuelas rurales.

LA RENUNCIA DE LATORRE
En varias oportunidades Latorre proyectó la realización de elecciones para regularizar su gobierno de facto., y otras tantas veces se decidió la prorrogra de su actuación como Gobernador Provisorio. Cuando se realizó la convocatoria los partidos se abstuvieron de presentarse.
En diciembre de 1877, luego de supender las elecciones de noviembre por falta de interesados, Latorre designó una comisión para elaborar una ley electoral. La integraban figuras de relieve político como Manuel Herrera y Obes, Juan José de Herrera, Lorenzo Batlle, Francisco Vidal, Juan Jakson, Mateo Magariños Cervantes, etc. El proyecto, que introducía dos modificaciones importantes: voto obligatorio y representación proporcional, no fue aceptado por el gobernante.
En noviembre de 1878 se celebraron elecciones para formar la Asamblea General en las cuales sólo participaron los seguidores de Latorre. El 15 de febrero de 1879 se instaló la nueva Asamblea y ante ella Latorre hizo entrega del poder, quedando como presidente provisorio el presidente del Senado Francisco Vidal. Algunos días después, el 1 de marzo, la Asamblea General se reunió para designar presidente de acuerdo a la constitución, eligiendo a Lorenzo Latorre. De esta forma Latorre inició un nuevo mandato pero ahora cumpliendo con las normas constitucionales.
Pero apenas diez meses después, Latorre pidió licencia y finalmente presentó renuncia en marzo de 1880. Los motivos de la renuncia han sido debatidos por los historiadores.
Según algunos Latorre había cumplido los objetivos que llevaron a los sectores conservadores a apoyarlo y ya no era necesario, por lo que buscaron un retorno a la formalidad constitucional.
Para otros historiadores Latorre no se adaptó a gobernar legalemente. Imposibillitado de gobernar arbitrariamente y sin controles, no supo ejercer el gobierno apegándose a las leyes y decidió renunciar.
Hay quienes sostienen que Latorre presentó renuncia para provocar temor en aquellos sectores que lo habían apoyado para obtener el orden y la seguridad, y obtener un nuevo apoyo incondicional que le devolviera el poder absoluto que tenía en 1876. No debe olvidarse que en 1879 se produjo una crisis financiera que afectó el presupuesto y obligó a tomar médidas drásticas y antipopulares.
Según sus partidarios Latorre se retiraba cansado de la lucha y decepcionado por la falta de colaboración. El diario “La Nación”, oficialista, señalaba como posibles motivos de la renuncia “el cansancio de una lucha si tregua, las decepciones y desencantos experimentados, la indiferencia del elemento sano del país. Los enemigos lo acusan de ambicioso vulgar, de tirano, sin que los propietarios, los coemerciantes y las clases conservadoras formulen una sola protesta contar los que así fomentan las perturbaciones y el desorden”. Pero el mismo diario, algunos meses después durante el gobierno de Santos, explicaba la renuncia de otra manera. Según la nueva interpretación Latorre con su renuncia quizo provocar desorden y la disolución de las cámaras; la renuncia no habría sido otra cosa, según este diario, que una maniobra política destinada a crear un clima de inseguridad que le permitiera a Latorre volver con poderes extraordinarios.
Al renunciar Latorre dirigió un manifiesto en el que indicaba que “deberes de conciencia y de dignidad personal” lo impulsaban a alejarse del gobierno. Dejaba ver cierto desaliento al afirmar que “...nuestro país es un país ingobernable. Con tal convicción, no tengo el valor civil de afrontar por más tiempo la ruda misión que me impuso el voto de la representación nacional.”