jueves, 3 de marzo de 2011

ANTECEDENTES Y FACTORES

Entre 1875 y 1900 Uruguay tuvo una transformación radical. El Uruguay de 1875 mantenía una economía muy parecida a la época colonial, seguía siendo “pastoril y caudillesco”, exportador de tasajo y cueros, con sólo algunos pocos cambios modernizantes (cría de ovinos). El Uruguay de 1900 será un país incluido en el marco de una economía mundial, cumpliendo el papel de país exportador de productos pecuarios hacia los mercados europeos, con el puerto de Montevideo en plena modernización. El mundo industrial de fines del siglo XIX tenía reservado un lugar dentro de su funcionamiento para América Latina. Los sobrantes de capital y de productos industriales, las necesidades de materias primas y la presión demográfica que caracterizaban a Europa, impulsaron la expansión colonial (imperialismo). En América Latina no existió un dominio territorial de los países europeos, como sucedió en Africa y parte de Asia; pero si un dominio económico, dando a los países latinoamericanos el rol de productores de materia prima y mercados de consumo para los productos industriales y los capitales.
Los cambios no sólo serán económicos. Las transformaciones económicas fueron acompañadas por cambios en el sistema político. La consolidación del poder estatal y la centralización del mismo, la modernización del aparato administrativo del Estado y la estabilidad interna son los rasgos de la evolución política en este período. El estado debía fortalecerse para tranquilizar el país, disciplinarlo, y permitirle cumplir las funciones económicas ya mencionadas, asegurando las inversiones de los capitales extranjeros. Se debía consolidar el modelo agroexportador que era el papel que se había asignado a las economías latinoamericanas.
La sociedad también experimentará grandes cambios. El gaucho será vencido por el alambrado y la modernización del ejército. Oleadas de inmigrantes aportarán nueva gente y costumbres, ayudando a eliminar el excedente de población en Europa y permitiendo la “europeización” de esta región. La industrialización, tenue pero creciente, dará origen al proletariado y Montevideo, la gran ciudad de este pequeño país, se impondrá definitivamente, o sea “la civilización” urbana triunfará sobre la “barbarie” del campo. La educación pública impulsada por la reforma vareliana terminará por imponer el “disciplinamiento” necesario para los cambios económicos.
“Este proceso de adaptación y puesta al día suele denominarse modernización... El país fue parcialmente sustraído de los patrones tradicionales, adaptándose mejor a las exigencias del sistema capitalista liderado por Gran Bretaña. La evolución del país, entonces, se procesó por el estímulo externo y no coincidió necesariamente con las reales necesidades de la sociedad uruguaya. Dicho de otra manera: la modernización hizo del Uruguay una región cada vez más dependiente de los centros mundiales de poder”. ( Enrique Mendez Vives “El Uruguay de la modernización”, tomo 5 de la Historia Uruguaya de EBO)
Todos estos cambios que se producen en el último cuarto del siglo XIX, comienzan a imponerse a través de los gobiernos dirigidos por figuras salidas del ejército (Latorre y Santos), gobiernos autoritarios a los que tradicionalmente se les llama “militarismo” (1875-1886).


1) ANTECEDENTES

En 1875 la situación del Uruguay era el resultado de treinta años de luchas entre blancos y colorados y entre caudillos y doctores, que habían impedido la desmilitarización de la población y habían abortado los intentos de desarrollo económico. Como sucedía en 1830, al comenzar su vida independiente, el poder del gobierno competía con el poder de los caudillos. Estos discutían y se oponían, incluso con las armas, a las decisiones del gobierno que les molestaban. Pero los caudillos también, en más de una ocasión, eran la voz de los “sin voz”, es decir los sectores desplazados del poder político y económico. Por lo tanto era imposible eliminar a los caudillos, porque su existencia respondía a una realidad social y económica.
En ese marco de luchas constantes y gobiernos débiles, la situación económica no era alentadora. La falta de un gobierno estable impidió establecer un modelo de país con continuidad en el tiempo; los escasos proyectos de desarrollo no tuvieron tiempo suficiente para ser aplicados o eran demasiado alejados de la realidad del país. Las crisis fueron una constante en la economía, que dependía mucho de las fluctuaciones económicas internacionales.
Por todo esto, para 1875 algunos sectores socio-económicos se habían cansado de tanta inestabilidad que perjudicaba sus intereses y, temiendo quedar al margen de la reorganización del mundo capitalista, buscaron nuevas soluciones políticas, distintas a las tradicionales: caudillos y doctores.
Concretamente los factores que van a incidir en la creación de los gobiernos autoritarios fueron:
A) La formación de un grupo de presión por parte de los estancieros empresarios para lograr una paz, incluso a la fuerza, para asegurar que sus inversiones fueran rentables. Ese grupo de presión se concretó institucionalmente con la creación de la Asociación Rural del Uruguay. Las revoluciones, las levas forzosas, la requisa de caballos y las matanzas de ganado para alimentar los ejércitos, eran los problemas a los que este grupo quería poner fin.
B) Las consecuencias de la crisis del 68 que había afectado a los comerciantes.Los grandes comerciantes, vinculados a los oristas  formaron otro grupo de presión para hacer sentir sus reclamos.
C) La Banca orista, vinculada a los intereses de los bancos europeos quería un gobierno que defendiera el patrón oro y pusiera fin a los intentos de mantener el curso forzoso y de emitir moneda.
Desde 1873 la Asamblea General estaba controlada por los principistas (la elite de los doctores) que apoyaban al gobierno presidido por José Ellauri. Las “cámaras principistas” habían hecho una labor legislativa basada en los principios del liberalismo político, con diversas propuestas referidas a los derechos y libertades de los ciudadanos, pero se les acusaba de falta de efectividad para resolver los problemas económicos.


Al comenzar el año 1875, una serie de episodios políticos violentos terminaron por desprestigiar al gobierno de  Ellauri. El 1 de enero se hacían elecciones para elegir al Alcalde Ordinario de Montevideo. La oposición entre principistas y “candomberos” (caudillistas) dio a la elección una importancia mayor de la que el cargo merecía. Previo a la elección hubo varios incidentes y se suspendió el acto electoral para el 10 de enero. Durante la elección volvierona a haber incidentes, resultando numerosos muertos, entre ellos uno de los líderes principistas, Francisco Lavandeira, director del periódico “La Democracia”.
El presidente Ellauri intentó asumir una actitud imparcial frente a los incidentes, culpando a las dos partes. Los principistas lo responsabilizaron a él publicaron un fuerte manifiesto que llevó a la renuncia de los ministros.
El 15 de enero los principales jefes militares de Montevideo, Lorenzo Latorre, Casimiro García, Miguel Navajas, Angel Casalla, Plácido Casariego y Zenon de Tezanos, sacaron sus batallones a la calle y publicaron un manifiesto enjuiciando a Ellauri. Además depositaban su confianza en Pedro Varela para que asumiera el gobierno. Ellauri renunció y se refugió en un barco brasileño.
Cinco días después el principal caudillo blanco, Timoteo Aparicio, aceptó que Pedro Varela fuera presidente y la Asamblea General, sin la presencia de los legisladores principistas que habían dejado de concurrir, designó a Varela como presidente para completar el período de Ellauri.
Una vez afirmado en el poder, Varela inició una campaña represiva contra la oposición principista. En febrero de 1875 detuvo a los principales dirigentes del sector doctoral y los desterró, embarcándolos en la barca “Puig” con rumbo hacia La Habana. Otros opositores que habían logrado huir hacia Buenos Aires, desde esta ciudad organizaron una revolución. Dando al movimiento un contenido político ajeno a las divisas, se escogió como distintivo la bandera tricolor usada en el desembarco de Lavalleja en 1825. La revolución contó también con el apoyo de algunos caudillos (Muniz, Pampillón y Llanes); la dirección del movimiento la tuvo Manuel Herrera y Obes.
Luego de varios enfrentamientos sangrientos la Revolución Tricolor fue derrotada. Las fuerzas del gobierno estaban comandadas por el Coronel Lorenzo Latorre que era el Ministro de Guerra.
A pesar de este triunfo el gobierno de Varela no se mantuvo por mucho tiempo y el propio Latorre provocó su caída. La razón principal fue la solución que Varela intentó para la crisis financiera. Varela buscó el apoyo de Andrés Lamas, amigo del Barón de Mauá. Para hacer frente a la desvalorización de los billetes y para hacer frente a la deuda que dejaba el gobierno anterior, Lamas estableció el curso forzoso e intentó hacer una emisión de más billetes. También intentó crear un Banco Nacional. Estas medidas fueron atacadas por los sectores oristas y se dejaron de lado. La gota que colmó el vaso fue el intento de rehabilitar al Banco Mauá, que se hallaba en quiebra y concederle el privilegio para emitir papel moneda.
En febrero de 1876, Latorre, que continuaba como Ministro de Guerra, publicó una carta contraria al acuerdo del gobierno con el Banco Mauá. Lamas renunció. Finalmente, el 10 de marzo de 1876, el propio presidente Varela también renunció y se refugió en la embajada de Francia.
El poder estaba en manos del Coronel Latorre.